ENCUENTRO
CON FERNANDO MARÍAS
“Al
oír a alguien mencionar mi curriculum, me parece mentira que haya hecho tantas
cosas como en él se dicen”
El bilbaíno
Fernando Marías ha marcado el ecuador de esta Semana Literaria, al hablar de sus
novelas, que suelen transmitir unas vivencias intensísimas, y con las que
siempre es capaz de llegar hasta la última fibra sensible del lector. Tal y
como se recoge en Cielo abajo, que
fue en su día Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, una novela que
aúna la guerra con la ternura y el amor, gracias a la presencia de las tres
mujeres llamadas Constanza y su pervivencia a lo largo del tiempo.
Conectando
rápidamente con nuestros alumnos, le recomendó a Natalia Pividal, que leyó su
relato Mayo 1945, que siguiera escribiendo,
porque en sus palabras se notaba que lo hacía con el corazón, sin duda un
mensaje que jamás olvidará una joven escritora.
Profundizando
en su novela Cielo abajo, Marías
manifestó que con ella colmó su deseo de escribir una novela de amor a Madrid,
la que considera su ciudad, porque es peculiar, contradictoria, llena de cosas
agradables pero también difícil de soportar, como decía la canción, insufrible
pero insustituible. Y la labor de documentación de la novela es la que le ha
regalado quizá un mayor número de anécdotas, como la protagonizada por el autor
a los mandos de una avioneta, y el peligro considerable que corrió, anécdota
con la que consiguió cautivar a un público ya entregado y boquiabierto.
Defiende
también el hecho de que una novela no debe responder preguntas, sino sólo
formularlas, y por eso se preguntó cómo es posible que los hombres desarrollen
métodos militares para bombardear a distancia y en cambio no sean capaces de
establecer límites, pautas o legislaciones para evitarlo. En el fondo, aunque
pase medio siglo, hay situaciones que no cambian, “desde aquel primer bombardeo de Madrid, la primera víctima civil está
muy unida, por un hilo negro y mortal, a todos los muertos de los bombardeos
actuales de Siria”.
Pero en su
novela buscaba también mostrar cuál ha sido la evolución de la mujer a lo largo
del pasado siglo, de ahí la figura de las tres Constanzas, una simbolizando la
libertad que obtuvieron con la
República , la segunda sufriendo la represión franquista y la
tercera recogiendo de nuevo las libertades de la transición e incluso de la
época actual. El mensaje final que nos dejó es un mensaje de sabiduría y
experiencia: “en la guerra, en la novela,
en la vida, no existen el blanco y el negro, sino infinitas tonalidades de gris”,
y eso experimentaron sus personajes, al igual que tantos españoles que se
vieron sorprendidos por la guerra, y terminaron encuadrados a la fuerza en
bandos aleatorios, en negros o blancos caprichosos.
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