Madurando
El
amor, la memoria, una pizca de surrealismo y un homenaje a los orígenes son las
líneas fundamentales que podemos distinguir en este nuevo poemario del joven
Simón Hernández Aguado, un poeta que ya va por su tercer volumen y que sin duda
ha dado en él un considerable y notorio salto tanto de madurez como de calidad
literaria.
En
el plano amoroso, esa madurez cristaliza en un tú poético que es el
destinatario de los sentimientos del poeta, y al que se llega también sumando
otros elementos muy presentes siempre en la vida del autor, como la memoria,
porque no hay verso que no se alimente en cierto modo de la infancia, de los
recuerdos que destila ese paraíso perdido en el que Simón traficaba con canicas
o ardía en deseos de secuestrar al conejo de la suerte.
No
es Simón Hernández un poeta dado a las florituras gratuitas, aunque en esta
ocasión haya dejado un hueco para algunos versos de índole surrealista, él es
más de lo tangible, del mar y la humildad de sus orígenes, de los poetas a los
que les debe el amor por la literatura, entre los que siempre cita, y
homenajea, tanto a Federico García Lorca como a Ángel González. Con todo ese
equipaje, lo vivido, lo leído y lo disfrutado, el joven poeta se hace hombre,
alcanza la consecución del amor pero sin ñoñerías, conociendo también la cara
amarga del mismo, entremezclando penas, tristezas y pesimismo, es decir, nada
menos que la vida.
Y
la vida del hoy, porque el mañana sólo sería una cárcel sin su amada, sin sus
recuerdos, sin su pizca de locura, así de maduro se muestra Simón Hernández en
este volumen, sosegado pero con la misma energía poética de los versos
anteriores, si acaso con una versatilidad mayor en sus metáforas, lo que le
lleva a derrochar también un buen número de imágenes brillantes.
Las calles de la memoria. Simón Hernández Aguado.
Círculo Rojo. Almería
2016. 106 págs. 9’50 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario