HOMENAJE AL GRECO
Recién
llegada de Madrid, Rosa Huertas acudió un año más a nuestro ELACT, esta vez
nada menos que para realizar la presentación oficial en España de su nueva
novela, Theotocópuli, bajo la sombra del
Greco, en la que rinde homenaje al que fuera uno de los pintores más
destacados del Siglo de Oro, pero en la que sobre todo bucea en la figura de
Jorge Manuel, el hijo que fue devorado por la alargada e inclemente sombra del
padre.
Ante
una sala repleta de asistentes, contamos también con la presencia del propio
Jorge Manuel, llegado desde las sombras toledanas del siglo XVII, quien tuvo
que ejercer una vez más de portavoz de su padre, que le realizó un buen número
de llamadas telefónicas desde el más allá. Ello fue posible gracias a la
interpretación del joven actor Emanuel Thomas, quien dio vida de manera
magistral al texto escrito para la ocasión por Salvador Martínez Pérez. La
autora, tan sorprendida como el resto del auditorio, no pudo sino reconocer una
vez más la fascinación que la figura de Jorge Manuel había ejercido en ella, y
que se unió a la que desde niña sintiera por el padre, lo que motivó la
escritura de esta novela.
A lo
largo de hora y media, Rosa Huertas nos habló del germen de su novela, de la
manera en la que combina siempre tramas actuales y pasadas en sus obras, del
mismo modo que implica a personajes adolescentes que muestren curiosidad por el
pasado histórico y sus protagonistas, porque sus caminos están más cerca de converger
de lo que ellos creen. Y, por supuesto, del cariño que le une a Cartagena, por
razones no sólo familiares, obviamente, sino porque aquí encuentra cada verano
un rinconcito de paz en el que desarrollar su actividad literaria.
Nos
contó también múltiples curiosidades de la redacción de esta novela, mostrando
su agradecimiento hacia aquellas personas que le ayudaron con temas concretos
tales como el mundo de las subastas artísticas o el tráfico de obras, e incluso
habló de la vida que le queda ahora a la obra, con presentaciones en lugares
emblemáticos tanto para la existencia como para la producción del Greco. Y,
como no podía ser de otra manera, finalizó el acto departiendo con un nutrido
grupo de fieles lectores que la arroparon una vez más, alguno de los cuales le
obsequió con una caja en la que guardar sus utensilios de escritora, y cuyos
libros firmó siempre acompañada por la mayor de las sonrisas.
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