Sin sosiego
Hay
narradores que con unas pocas frases ya son capaces de transportar al lector al
ambiente que ellos han creado, al centro mismo de su historia, al vórtice de su
universo literario. Algo así ocurre con Manuel Moyano, que acaba de regalarnos
otra de esas novelas inolvidables que nos arrastran sin remisión por sus
páginas desde que comenzamos la lectura. Y es que las vivencias de un sacerdote
aquejado de falta de fe en pleno Amazonas, lejos de parecer algo manido, se
convierten en una retahíla de momentos impactantes que nos van robando el
sosiego, tal y como le ocurrirá a este Padrecito
a medida que va descubriendo la realidad en la que se ve envuelto.
Podría pensarse que en la novela hay
un cierto aire a Conrad y su corazón de las tinieblas, sólo que Manuel Moyano
logra que percibamos una mayor inmediatez en esta trama, y no precisamente
porque el protagonista sea un misionero español en los pasados años sesenta,
sino porque sentimos con él cada una de las abyecciones que se producen en esa
pequeña aldea de Agaré, donde una empresa papelera esquilma eucaliptos, y una
horda de leñadores esquilma otros recursos menos materiales de la selva, para
luego recibir su correspondiente y dominical hostia consagrada.
En Agaré no hay mujeres, y sobre eso
circulan algunos inquietantes rumores, como los que hablan de unas extrañas
criaturas de una piel blanquísima. En Agaré hay una atmósfera que oprime hasta
la asfixia, y en ella tendrá que moverse el nuevo misionero hasta que el autor
decida que ha llegado el momento de acelerar la intriga, de ir empujándole
hasta un destino cruel, ineludible, que acaso termine por arrancarle de los
brazos de la Iglesia.
Pocos autores pueden aunar, con
tamaña naturalidad, la aventura, la intriga y el género fantástico, o acaso sea
más fácil hacerlo cuando se atesora calidad literaria suficiente, como sin duda
le ocurre a Manuel Moyano.
El abismo verde. Manuel Moyano.
Menoscuarto. Palencia 2017. 168 págs. 16’50 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 27/5/2017)
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