DOCE LUNAS
PEDRO PUJANTE
EL ABSURDO FIN DE LA REALIDAD
1) ¿Cómo surge la idea de preparar un discurso de
bienvenida ante una visita de alienígenas?
Cuando pensé en escribir una novela en
la que quería fusionar literatura y fantasía, tenía en mi mente dos ideas
distintas que, de algún modo, pretendía fundir. Por un lado estaba la
ciencia-ficción de Ray Bradbury, que para mí, significa la literatura de
calidad de este género. Y al otro lado, totalmente alejado, se encontraba la
literatura más libresca, más metaliteraria de, digamos, Borges o Vila-Matas.
Quería que ambos procedimientos literarios aparecieran en mi libro. Vila-Matas
se vale muchas veces del recurso de un escritor que tiene que dar una
conferencia. Así que me dije: ¿y si esa conferencia no fuera sino un discurso a
los extraterrestres? Y de ahí comencé a elaborar el libro. Digamos, que es el
esqueleto sobre el que se sustenta toda la historia.
2) Orentes, el escenario de la novela, es una pequeña
localidad del sudeste Español, ¿tiene un correlato real?
No creo que
exista un escritor que invente todo, que elabore de la nada. La materia prima,
incluso para un relato fantástico como este, es extraída de la misma realidad.
Orentes tiene elementos de Espinardo, el barrio de Murcia en el que he me
criado y he vivido muchos años, casi toda mi vida. Así que se pueden apreciar
algunos elementos que obviamente pertenecen a esta geografía de mi propia
realidad. Pero también está el mar cerca, lo que no coincide con la orografía
de Espinardo, y muchos otros elementos totalmente inventados que precisaba para
la narración. Así que podría decir que es semificticio, el trasunto de
Espinardo pero llevado a la ficción.
3) ¿Por qué ha elegido para esta novela una estructura
en capítulos tan breves?, algunos de ellos parecen incluso mónadas o hasta
microrrelatos.
Cuando
comencé a escribir el libro no sabía hacia dónde caminaba. Solo sé que me
apetecía contar una historia y que esa historia me sirviese para poder hablar
de otros asuntos: literatura sobre todo, pero también cine o lo que me surgía
mientras la novela se escribía. Es un libro que, a pesar de su estructuración,
creo que es bastante caótico, y los capítulos (que realmente no son capítulos
sino meras separaciones, meros apartados) son una de tantas formas en las que
el libro podría haber sido estructurado.
4) ¿Y por qué incorpora una cita al inicio de cada
secuencia, tienen algún sentido argumental?
Las citas
las he incorporado como una especie de títulos de los ‘capítulos’. A veces
indican de qué se va a hablar en ellos, a veces no. Son un puro juego, y lejos
de tratar de sentar cátedra o de dotar al libro de autoridad o seriedad, están
pensadas para lo contrario. Para reírme un poco del uso de las citas, que el
lector las lea como un intertexto, son un guiño a él. Algunas son serias y
reales. Otras son apócrifas (o no, el lector debería averiguarlo, es un juego y
de eso tratan). Hay una que viene a decir lo siguiente: ‘Esta cita no sé por qué la he escrito, pero creo que quedará bien.’ El
autor. Lo cual demuestra lo poco en serio que me he tomado el asunto de las
citas y lo mucho que de divertimento hay en ellas.
5) La novela tiene el barniz inequívoco de la ciencia
ficción, pero en sus páginas hay mucha sociología, ¿están reñidas la ciencia
ficción y la crítica social?
La ciencia
ficción es muchas veces una enmascarada forma de plantear y sacar a relucir
asuntos de la más acuciante realidad, del presente o del pasado. No, no está
reñida, todo lo contrario. Pero, también es cierto que yo no he pretendido, al
menos de forma consciente, hacer crítica social. Creo que el espacio literario
debe ser mayormente para el divertimento, para la expresión artística,
cultural, lúdica. Lo que ocurre es que el protagonista de mi novela vive una
especie de crisis de identidad, está un poco trastornado por los
acontecimientos extraños que suceden en su pueblo y por otras circunstancias
personales. Así que no deja de plantearse cuestiones filosóficas, sociales o
éticas. Pero casi más como un desesperado intento de explicarse el mundo que
como una protesta formal. Es más una cuestión existencial que social.
6) Entre los escritores que aparecen radicados en
Orentes, hay una tipología casi biológica, ¿hay alguna bala oculta en esas
caracterizaciones hacia el mundillo literario y su trastienda?
Los
escritores que viven en Orentes son todos seres muy extravagantes. Son
especímenes que raramente se podrán encontrar en la vida real. Por ejemplo, Rogelio,
quien escribía novelas de vampiros comunistas que acosaban a los parroquianos.
O Aparicio, una poeta que exclusivamente escribía endecasílabos en papeles en
sucio para quemarlos y deshacerse de ellos al instante, sin ninguna intención
de alcanzar la posteridad. En definitiva, al igual que el narrador, que es un
raro y poco estable escritor, sus colegas de profesión son raritos, pintorescos,
surrealistas. Pero, nada que ver con la realidad. Al menos con esta realidad.
7) Se ha confesado seguidor de Cortázar, Kafka,
Cervantes, incluso Herman Melville, ¿qué preferiría no hacer Pedro Pujante en
el ámbito literario, tal y como le ocurría al escribiente Bartleby?
Preferiría
no hacer literatura comercial con la única intención de agradar a mucha gente.
Prefiero pocos lectores y buenos. Escribo porque me divierte, no para vivir. Si
tuviera que escribir algo que no me satisface no sé si sería capaz de seguir
escribiendo. Preferiría vivir en un mundo en el que la literatura no fuese un
producto comercial, sino un artículo cultural. No una necesidad material sino
espiritual. La literatura nos transforma, nos lleva a lugares exóticos.
Prefiero ese pensamiento, quizá algo romántico, de la literatura a creer que la
literatura es solamente libros, editores y librerías. Odio los no-libros,
trozos de papel que cuentan la ‘vida’ de famosillos. No me gustan los libros
que no son libros.
8) Además de los autores citados antes, ¿qué otras
deudas literarias salda Pedro Pujante en estas páginas?
La lista es
larga, mis deudas son numerosas y muy cambiantes. No escribimos desde cero, a
pesar de que intentemos hacer una obra original y distanciarnos de nuestros
maestros, matar al padre. Mis influencias son muchas: desde la ciencia ficción
de calidad de Stanislaw Lem o Bradbury, Borges, Kafka, Vila-Matas. Cervantes,
Shakespeare, Homero, estos dos últimos creo que están en el centro del canon
occidental. Pero también están Mario Levrero, Felisberto Hernández, Paco
Umbral, Boris Vian, Álvaro Cunqueiro, Cormac MacCarthy… Y cada día descubro
autores nuevos que me parecen geniales: Sergio Chefjec, Juan José Saer, Rafael
Pinedo, los tres argentinos y que he leído este último año. Tom MacCarthy, y un
grandísimo escritor que siento no haber descubierto antes, Mircea Cărtărescu,
que es un Borges-Kafka moderno con mucha poesía, mucha intuición.
9) Volviendo al tema de los alienígenas, si es verdad
que nos observan desde otros mundos, ¿cómo cree que nos estarán valorando?
El mundo es
muy absurdo, más que la misma ficción. Más que pensar que está muy mal, porque
sí que hay cosas muy cuestionables y que merecen un cambio, en general el mundo
no funciona del todo mal. Soy optimista y opino que una actitud positiva hace
que todo funcione mejor. El pensamiento mueve las cosas. Pero como te decía:
hay cosas que son absurdas y que jamás lograré comprender. La importancia que
tienen algunos temas en los medios: el corazón, el fútbol… Las cruentas guerras, los crímenes, que todos los
días aparecen y ya casi nos son naturales, ya nadie se cuestiona que la guerra
siga y siga. No sé, es posible que algo estemos haciendo mal. O quizá no. O
quizá el ser humano es así de contradictorio y por eso jamás llegaremos a una
solución que satisfaga a todos. En El
absurdo fin de la realidad uno de los asuntos más destacados es ése, la
complejidad humana, la imposibilidad de comprender el mundo. No somos buenos ni
malos, listos o tontos. Somos todo a la vez, somos absurdos, indescifrables.
10) Y si realmente nos visitan o invaden algún día, ¿qué
salvaría Pedro Pujante de este mundo?
Salvaría la literatura, el amor y el vino. Creo que
con mi mujer, buenos libros y buen vino podría intentar recrear un mundo nuevo
y mejor, (muchas risas, ja ja ja ja ja ja. El entrevistador también ser ríe y
bebe un poco de vino, ja ja ja) Por supuesto, también cine, películas, que no
dejan de ser una de las hijas modernas y sofisticadas de la literatura.
11) ¿Cuántas caras de Pedro Pujante hay en el narrador de
esta novela, con cuántas facetas del escritor nos vamos a encontrar?
El autor
está en cada libro, no cabe duda. Mi personaje es un escritor como yo, que se
cuestiona el mundo y que duda de sí mismo, de su naturaleza, de su origen, de
su futuro. En un mundo surrealista como el de la novela, parece algo razonable.
Pero creo que en el fondo todos albergamos un yo interior que se suele sentir
extraño en el mundo. Siempre hay momentos en los que la vida nos resulta
incomprensible, extraña, ajena. Esa parte es la que hay de mí en este libro y
en todos. La parte que se interroga. Porque en definitiva escribo para hacerme
preguntas, no para ofrecer respuestas. La literatura es una forma de interrogar
e interrogarnos. Es un diálogo con nosotros mismos, algo aburrido a veces
porque solo escuchas tu voz, pero que sirve para exteriorizar nuestras
ansiedades, miedos y dudas. Ése es el Pedro que hay en este libro. El que se
pregunta por las cuestiones más triviales, pero que en el fondo suelen ser las
que todos nos hacemos.
12) Y para finalizar, una pregunta doble: ¿cuáles son sus
proyectos literarios más inmediatos, y qué le diría a un lector para animarle a
leer esta novela?
Tengo una
novela acabada que me ha dejado muy contento. Es la historia de un escritor que
vive en su propio mundo. Hablo de literatura pero también de muchas cuestiones:
la identidad, la memoria, el éxito, la creación, la fama, el deseo como
fabulación y sobre todo, el aislamiento. Creo que es un libro que va a
funcionar muy bien. Para animar a leer El
absurdo fin de la realidad diré que es divertida, original y que no tiene
nada que ver con lo que se he escrito hasta ahora. No sé si será el mejor libro
que haya escrito pero sí el más distinto y atípico. Y además juego con el
absurdo, la fantasía y lo surrealista haciendo que los avatares del
protagonista sean delirantes y desternillantes.
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