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martes, 28 de abril de 2015

GOMES EN CARTAGENA DE HOY

Una buena entrevista en www.cartagenadehoy.com, hablando de Sergio Gomes, de La mano de Midas, de literatura...



Aquí podéis leer la entrevista completa:

http://www.cartagenadehoy.com/index.php?option=com_content&view=article&id=53280:qnos-estamos-acostumbrando-a-la-podredumbre-socialq&catid=102:destacado

domingo, 26 de abril de 2015

CARTAGENA RECIBE A GOMES, por Silvia Izquierdo



Ahora ha sido Silvia Izquierdo, en el diario La Verdad, quien me ha regalado esta magnífica reseña. He de decir que procuro no enseñárselas a Gomes, para que no se me venga demasiado arriba. Mi agradecimiento a Silvia.


DOCE LUNAS - DAVID MONTEAGUDO

DOCE LUNAS

DAVID MONTEAGUDO
INVASIÓN

Una interesante conversación con David Monteagudo, al hilo de la publicación de su nueva novela, Invasión, un texto adictivo que no va a dejar indiferente a nadie.

1)    Recordando Fin, y tras leer Invasión, se tiende a buscar algunas pautas comunes entre ambas obras, ¿escribe David Monteagudo distopías, ciencia ficción, antiutopías, realismo onírico…? ¿Cómo podemos calificar sus novelas?

La verdad es que yo empecé intentando escribir género fantástico, pero parece ser que al final me salen unos libros tan enjundiosos, y con unas posibles interpretaciones tan sesudas, que se han acabado definiendo mis obras como novelas existenciales, o metafísicas, con unos ambientes realistas –o incluso costumbristas- en los que el elemento fantástico, o absurdo, es el que genera la reflexión, o la introspección en los miedos individuales y colectivos.

2)    Para Sartre el infierno eran los otros, para García, su personaje, son los gigantes que empieza a ver de repente, ¿qué infiernos ve usted en esta sociedad?

Aparte de la precariedad y la pobreza, la progresiva banalización que se basa en la imagen y la satisfacción inmediata, como forma sutil e indolora de imponer un pensamiento único castrador e incluso delirante. Y esto ya tira un poco más a Invasión.

3)    Imagino que es intencionado el hecho de que García no tenga nombre…

Sí, García es un individuo gris, sin relieve ninguno y sin ningún talento especial para ninguna actividad. Lo único que le hace especial es su soledad y su clarividencia, una lucidez que le hace ver monstruos, y que tal vez le viene un poco grande.

4)    En sus novelas anteriores ya aparecían personajes de un temple considerable, ¿cómo logra perfilar criaturas así, con la sangre fría que demuestra este García?

Me gusta pintar personajes muy racionales, muy analíticos, porque eso crea un contraste muy fuerte con el elemento fantástico que aparece en la novela, y lo hace todavía más espeluznante. El personaje, en su intento de encontrar una explicación a lo que le ocurre, lo analiza con pelos y señales, de una forma casi científica. No me cuesta reproducir esos procesos mentales, porque yo mismo soy muy racionalista y muy analítico, y un poco obsesivo.

5)    Sus novelas tienen siempre varios planos de lectura, ¿cómo se gestan, nace primero la idea capital y luego los planos simbólicos e interpretativos, o viceversa?

Primero nace la idea de origen, que a veces no es ni tan siquiera una idea, sino una simple imagen muy chocante u onírica. Después, al tirar del hilo y sacarle jugo, y buscarle juego a esa anécdota, ya van saliendo, como si de un psicoanálisis se tratara, todas las inquietudes, los miedos del propio autor y de la sociedad en la que vive.

6)    ¿Hay algún objetivo concreto que busque David Monteagudo con su literatura?

Busco permanecer, luchar contra el olvido, seguir viviendo en mis escritos. También busco un placer estético, que a ratos se consigue –no en el proceso de escritura, que para mí es arduo y trabajoso- cuando el resultado final es armónico y satisfactorio, según mis conceptos estéticos y mi cultura literaria.

7)    En la novela hay un conflicto soterrado entre dos fuerzas, la sumisión o la lucha, ¿usted sigue teniendo ganas de luchar o le tienta rendirse?

A mí me gusta ser diferente a los demás; sólo en la adolescencia, durante algún tiempo, quería ser normal. En ese sentido, no hay una verdadera pugna, no me cuesta nada mantenerme al margen de muchas cosas, sino que incluso me satisface. Probablemente ésta sea una forma de egolatría como cualquier otra, pero creo que para mi actividad como creador es una actitud que resulta beneficiosa. De modo que sí, sigo teniendo ganas de luchar; y no, no me tienta rendirme. Aunque la presión cada vez es más grande, y a menudo, como a García, me llega de las personas más cercanas: “No puede ser que aún no tengas una página en Facebook, si quieres yo te explico cómo se hace”.

8)    ¿Es bueno ser hoy un “García”, es bueno intentar rebelarse, al menos de pensamiento, ante la realidad que nos rodea?

Creo que sí, que es bueno intentar rebelarse, aunque comporte alguna renuncia, un cierto grado de ascetismo. Hay toda una masa que nunca podrá hacerlo, porque carece de una verdadera base, de una formación humanística (ya se han preocupado las grandes multinacionales de que no la tenga) que le permita tener un criterio propio, una verdadera libertad de pensamiento.

9)    García se siente bastante asediado en algunos tramos de la novela, ¿usted se ha sentido alguna vez así, y qué o quién le asediaba de tal forma?

Ya he contestado en parte a esta pregunta en la número siete. Bromeando con mi editora, le digo que cada vez que me riñe, cariñosamente, desde luego, por no estar en las redes sociales, yo la veo como a una giganta, como a una de las de mi libro.

10) Una de las mayores virtudes de sus obras es el ritmo narrativo, ¿cómo consigue alcanzar esa cadencia que atrapa al lector, con suavidad pero sin soltarlo, para llevarlo de paseo hasta el final de cada obra?

Cuando uno se “profesionaliza”, en el sentido de que se dedica a esto de escribir con continuidad, y publica, y recoge las sugerencias de los editores, y batalla con los correctores, aprende muchas cosas, y va perfeccionando su estilo, y descubre la parte ardua y trabajosa de este oficio. Pero tal vez sus principales virtudes como narrador, las más esenciales, no sólo son innatas, sino que son aquellas que consigue sin ninguna dificultad, pues le salen de forma natural, y sin que sea muy capaz de explicarlo.

11) Háblenos de la portada de la novela, a mi juicio una virtud más de la misma. ¿Tantos tubos de desescombro se ven hoy en esta sociedad?

Fui yo quien “pidió” esa portada –no desaprovecho la ocasión de apuntarme el tanto- y a los editores también les pareció muy apropiada, muy sintética. Yo veo muchos tubos de desescombro, a diario, hasta el extremo de que a veces llegan a inquietarme. Pero me permitiréis que no concrete cuáles son estos “tubos”.

12) ¿Qué le diría a un lector que no le conozca para que se acerque a esta novela?


Le diría que no se asuste por la etiqueta de “existencial” que va adquiriendo este libro, porque –y en esto coinciden todos los lectores- también es una novela entretenida, incluso divertida, y es uno de esos textos potentes, llamativos, cuya lectura crea adicción.




domingo, 12 de abril de 2015

LA CARTAGENA MISTERIOSA, por Pedro Pujante

Ésta es la reseña que Pedro Pujante publicó en el diario La Opinión, sobre La mano de Midas. Enviarle mi agradecimiento hasta me sabe a poco por semejantes palabras.


EL PESO DEL CORAZÓN - ROSA MONTERO

Cuenta atrás

          Se ha hecho esperar un poco el regreso de Bruna Husky, la replicante que protagonizase el debut de Rosa Montero en la ciencia ficción con Lágrimas en la lluvia, y la detective ha vuelto jugando con la familiaridad del lector, haciéndole recordar sus avatares y los de un mundo apocalíptico en el que laten nuestras miserias universales.

          En esta ocasión la trama se desdobla entre muertos sustituidos que andan a la búsqueda de un secreto demoledor, y la presencia de una niña huérfana que se aferrará a Bruna como si ella fuese su única esperanza, una criatura maltratada por sus pasado, por sus orígenes, por su soledad, que pondrá a prueba los principios de la replicante y la obligará a buscar en su interior ocultos mecanismos que la acercarán de nuevo a los grandes interrogantes de la entrega anterior.

          Rosa Montero se demora, a veces en demasía, en esa cuenta atrás grabada a fuego en la mente del androide de combate, un personaje que debe averiguar los misterios ocultos de un siglo tumultuoso, un siglo en el que los residuos de esta sociedad ciega se convierten poco a poco en una gigantesca espada de Damocles. De alguna manera intenta humanizar por todos los medios a Bruna Husky, aun sabiendo el inmenso riesgo que corre de que, si la humaniza mucho, termine por asumir todos los defectos que ella misma repudia de nosotros.

          Hay también algunas sorpresas en estas páginas, que asaltarán tanto a la propia replicante como a los lectores, pero quizá se echa un poco en falta la potencia narrativa de la primera novela, al menos hasta el último tercio de la narración. Esperemos que sea sólo producto del ritmo de la saga, y que esa demora suponga únicamente un respiro antes de seguir asistiendo a la evolución de un personaje que no debería resignarse, no debería conformarse con ir restando dígitos cada vez que termina uno de sus días.

El peso del corazón. Rosa Montero.
Seix Barral. Barcelona 2015. 397 págs. 20 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 11/4/2015)

miércoles, 8 de abril de 2015

BOOKTRAILER DE LA MANO DE MIDAS

Mi agradecimiento a Salvador Martínez por este inquietante bokktrailer.


EN LA GUIA GO DE MURCIA

De la mano de Juande Sáez Clavijo, Gomes ha logrado infiltrar La mano de Midas en la Guia Go de Murcia, que Dios les coja confesados.




Aquí podéis disfrutar del número completo

miércoles, 1 de abril de 2015

GOMES EN AGITADORAS.COM

En el número de Abril de la revista Agitadoras.com, Francisco Marín ha hecho una magnífica reseña sobre La mano de Midas, por lo que le doy públicamente las gracias; lo malo es que va seguida de una entrevista no tan magnífica, dadas las respuestas del entrevistado.

Aquí está el enlace para quien se atreva:

http://www.agitadoras.com/abril%202015/francisco1.htm


LA CIUDAD DE LA MEMORIA - SANTIAGO ÁLVAREZ

El mundo de Mejías

          Hay narradores osados, a veces demasiado, que se lanzan al ruedo de la novela negra como niños traviesos, sin reparar ni en los riesgos ni en las consecuencias, y luego se encuentran perdidos en una selva que suele propinar algún que otro golpe bajo. Luego están los autores pacientes, los que antes de salir a pisar los adoquines del misterio se han detenido a conocer bien el paño, a beberse todo lo bebible, a escuchar los vinilos más clásicos y a verse todo el cine de los cuarenta y los cincuenta. En este grupo hay que englobar, o casi hacer que lo lidere, a Santiago Álvarez, que acaba de regalarnos el primer caso de Mejías, un detective al que va a resultar muy difícil clasificar.

          Tiene la novela todo el sabor de esas películas antiguas, de ese Bogart que surgía entre columnas de humo, de esos ambientes turbios en los que podía aparecer el matón más tosco e incluso el villano más refinado. Pero todo ello está aquí, en Valencia, en una ciudad llena de sol pero sacudida por las habituales lacras de nuestro tiempo, conspiraciones, corruptelas, abusos inmobiliarios y grandes familias dominándolo todo. En este mundo se mueve Mejías, con una filosofía de vida difícil de tolerar, acostumbrado a sobrevivir en soledad, salvando la compañía de sus discos, sus vídeos VHS y sus buenas dosis de Laphroaig, con las que amenaza con esquilmar las existencias de media Escocia.

          ¿Quién podría hoy acercarse a un tipo así, a un tipo que además se enfunda, nada menos que en Valencia, una eterna gabardina con la que rendir homenaje al más señero de los detectives del celuloide? En la ficción siempre hay una mujer que encargue un caso, en la lectura nosotros nos alegramos de que eso ocurra, porque así podemos ver a Mejías en toda su salsa, con su socarronería, sus reglas, sus silencios, sus ternuras, su manera de dar la cara para que se la partan alguna que otra vez. En definitiva, para ver la creación de un autor que conoce los mimbres negros como si le hubieran destetado con ellos, y que los ha utilizado no sólo para recrearse en el género, sino también para que no olvidemos lo necesario que resulta ajustar cuentas con el pasado, sobre todo si se quiere seguir caminando hacia el futuro.
 
          Y como colofón, demostrando ese altísimo conocimiento, Santiago Álvarez nos regala el personaje de Berta Valero, joven becaria que se empeña en trabajar con Mejías y que es el contrapunto más que necesario para que este hijo mediterráneo de Marlowe sea capaz de poner los pies sobre el mundo actual, en lugar de pretender resolver los casos desde el siglo pasado. La trama salpica a grandes nombres de Valencia, que también se convierte en un personaje, porque, como debe ser, la ciudad tiene que ofrecer tanto su mejor cara como sus entrañas más sanguinolentas, para darle así a la novela el aire perfecto y que el lector del género pueda frotarse las manos no sólo con su lectura, sino pensando ya en lo que habrá de venir después. Mejías llega para quedarse.

La ciudad de la memoria; Santiago Álvarez
Almuzara, Córdoba 2015. 396 páginas. 
(Revista Letras de Parnaso, Núm. 31, Abril 2015)