Burla esdrújula
Con japoneses insertados en España como protagonistas, no hay relato que no provoque en el lector varias carcajadas, tanto por los disparatados planteamientos como por el desarrollo de los mismos, hilarante a más no poder, amparando la decisión de Iwasaki de burlarse, al tiempo que los defenestra, de los mercaderes de los certámenes literarios, entre cuyos jurados no duda en incluir al concejal o director general de turno, escoltado por un grupo de escritores conocidísimos. Y eso sin respetar autonomía ni región ibérica alguna, al contrario, colocando con un tino considerable tanto el elogio como la crítica costumbrista de todas ellas, con el fin de alinearse con una de las dos Españas: la que es capaz de reírse de sí misma.
Este libro es histriónico, sarcástico, hiperbólico, satírico, fantástico, crítico, muy crítico, sardónico, enigmático, teológico, histórico, memorístico, homérico, un pelín satánico pero también angélico, caótico, asiático, peripatético, humorístico, drástico, cadavérico, futbolístico, gastronómico, acrobático, político, sintético, jesuítico, lúcido, muy lúcido, folklórico, pictórico, algo sátiro, pedagógico, cúbico, apocalíptico, melancólico, académico, simbólico, anticarpetovetónico, idílico, un poco telúrico, magnético, filosófico, astrológico, anárquico, zoológico, calórico, psicológico, sociológico, elíptico, atlántico, tantálico, también fóbico, lúdico, huracánico, estrambótico, pacífico, ecléctico, eléctrico, homogéneo y, sobre todo, cáustico, muy cáustico.
Páginas de Espuma. 160 páginas.
(LA VERDAD, ABABOL, 21/11/09)