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domingo, 23 de febrero de 2020

ORO NEGRO - DOMINIQUE MANOTTI


MARSELLA

Dominique Manotti maneja a la perfección la ambientación de los convulsos años 70, tanto en Marsella como en un mundo que iba descubriendo poco a poco el valor de petróleo.


Viajar en el tiempo es lo que primero que nos sugiere esta novela de la francesa Dominique Manotti, porque con ella volvemos hasta los confusos años setenta en el sur de Francia, cuando en la capital marsellesa convivían antiguas rencillas mafiosas, soterradas corruptelas policiales y el nacimiento de nuevas formas de hacer negocios, tan atentas al progreso como densas cual barril petrolífero. Eso es lo que nos ofrece una mujer que sabe bien de qué habla y que practica una prosa muy de la época, rauda y testimonial, a ratos incluso certera como un telegrama o la cascada de un teletipo, como si estuviéramos ante una exhaustiva investigación periodística.

La huella de los diamantes y otras piedras preciosas, así como su predominio en el mundo occidental no parecen suficientes para un gran tiburón norteamericano que ha visto las delicias del nuevo oro, el oro negro que terminaría por mover al mundo en el último cuarto del siglo pasado. En ese mundo lleno de saurios de la economía y el poder había que ser muy rápido y visionario, y si eso implica quitar de en medio a algún socio o adversario, poniéndole delante a la propia esposa como distracción, no hay más remedio que hacerlo, máxime si todo se puede luego camuflar como un ajuste de cuentas o como un episodio más de las tradicionales guerras entre bandas marsellesas, aquellas donde lo verdaderamente importante era el número de balas alojadas en la víctima de turno.

En medio de esa atmósfera está también muy presente lo social, y la forma en la que un comisario parisino, algo diletante y proveniente de Líbano, debe aprender a moverse entre las neblinas y los diferentes códigos de los ambientes marselleses y nizardos. El joven Daquin sabe perfectamente lo que hace, y trata de mantener un peculiar ritmo de vida mientras dura su proceso de adaptación a las costumbres del sur. Las reticencias de los rancios policías locales se irán venciendo poco a poco, y el equipo formado por el comisario capitalino y sus dos colaboradores irá desvelando esa tupida red de movimientos financieros, blanqueos monetarios, conspiraciones de poder, amenazas y hasta posibles herencias de los clanes descabezados.

El lector nostágico se dará un baño de aquellos turbios años setenta, cuando hasta Nixon aparecía involucrado en el tráfico de heroína que su gran nación achacaba al mercado francés, mientras desde Colombia surgía una nueva droga con mucho más futuro. Asoman también los servicios secretos norteamericanos e israelíes, el poder del Sha iraní, todo ello intentando encajar en unas tradiciones mafiosas que parecen necesitar nuevos aires, y para cuyo fin se eligen los métodos más drásticos posibles. Una lectura que nos evoca cierto aire al cine de aquella década, con French Connection a la cabeza, y que nos arrastrará gracias a su más que frenético ritmo.

‘ORO NEGRO’ Dominique Manotti.
Off Versátil. Barcelona 2020. 360 págs. 21’90 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 22/02/2020)

miércoles, 19 de febrero de 2020

OCHO CENTÍMETROS - NURIA BARRIOS


DISTANCIAS CORTAS

            Que el relato es una medida narrativa que acorta distancias no es algo que vayamos a descubrir ahora, grandes autores y mejores especialistas ya lo han dejado claro, y aun así, cuando encontramos unos cuentos buenos, y una autora que domina el registro tanto como el tiempo narrativo, los fieles nos felicitamos, el gran público quizá no, pero ellos se lo pierden.

            Nuria Barrios es una de esas personas cuya mirada logra hipnotizar, porque transmite tanto como capta, y eso luego se nota en su literatura, en sus historias, en la manera en que va imbricando en sus relatos a una serie de criaturas que sufren, y que entran y salen de los textos, protagonizando unos, siendo mencionadas tan solo en otros, figurando en algunos, y mostrando eso, que la distancia entre la felicidad y el dolor a veces es tan pequeña como esos ocho centímetros del título.

            No hablaremos del mundo marginal de las drogas en los poblados de Madrid, descrito aquí con una maestría que asusta, o del cáncer, o de las relaciones familiares, siempre tan llenas de sombras. No. Hablamos aquí de seres humanos, del combate entre la vida y la muerte, entre el sueño y el fracaso, entre el amor y el desprecio, en definitiva, el combate que nos puede dejar el alma maltrecha.

            Encontrar relatos así supone aceptar que nos van a golpear el cráneo y la conciencia, retándonos a un duelo de dolor pero con la calidad necesaria para compensar un poco el mazazo de sus argumentos.

‘OCHO CENTÍMETROS’. Nuria Barrios.
Páginas de Espuma. Madrid 2015. 184 páginas.

LA HUELLA DEL MAL - MANUEL RÍOS SAN MARTÍN

LA HUELLA DEL MAL de Manuel Ríos San Martín por Antonio Parra


Título
La huella del mal
Datos publicación
Planeta. Barcelona 2019. 574 págs. 
Autor
Manuel Ríos San Martín (1965) es licenciado en Ciencias de la Información y ha trabajado en importantes productoras de televisión como Globomedia, BocaBoca y Diagonal, en las que ha ejercido de productor ejecutivo, director o guionista de diversas series y miniseries de televisión. Ha participado, entre otras, en Médico de familia, Menudo es mi padre, Compañeros, Mis adorables vecinos, Soy el solitario, Rescatando a Sara o Sin identidad. Ha coordinado y coescrito el libro El guion para series de televisión y es autor de la novela Círculos. Actualmente trabaja con la productora BTF, para la que está desarrollando un biopic sobre el cantante Joaquín Sabina que dirigirá Fernando León de Aranoa. La huella del mal es su proyecto más personal.

Sinopsis de la obra

Un yacimiento mítico, un asesinato desconcertante, una pareja de investigadores con un pasado secreto. Durante una visita escolar a la excavación arqueológica de Atapuerca, un chico de catorce años descubre que una de las reproducciones humanas que imitan los enterramientos de los homínidos de hace miles de años es, en realidad, el cuerpo de una chica muerta. La joven parece haber sido colocada con una simbología ritual, y todas las pistas apuntan a un macabro homicidio similar al ocurrido seis años atrás en otro yacimiento en Asturias.
En el pueblo se desata la inquietud. Demasiados detalles recuerdan el caso anterior, por lo que el juez piensa en reunir de nuevo a los policías que se hicieron cargo entonces: Silvia Guzmán, inspectora de la UDEV, y Daniel Velarde, un expolicía dedicado ahora a la seguridad privada. Sin embargo, nadie sabe que en el pasado ambos vivieron una relación sentimental que acabó de manera abrupta y que tuvo mucho que ver en la truncada resolución del caso. Ahora, Silvia y Daniel tendrán que aprender a colaborar y aclarar sus sentimientos para descubrir al asesino del yacimiento y cerrar aquella herida abierta en su pasado.


Reseña
Atapuerca

Si un asesino utiliza yacimientos y excavaciones prehistóricas para deshacerse de sus cadáveres, colocándolos según ancestrales rituales de enterramiento, algo no funciona en nuestra sociedad, o acaso alguien está llamando la atención sobre lo atávico y los orígenes más oscuros del mal. Eso plantea Manuel Ríos en esta novela, recogiendo un caso que el pasado traerá, por irresoluto, ante los ojos de Silvia Guzmán, encargado de desplazarse a Burgos para hacer frente a la muerte de una joven que parece ocultar un buen puñado de secretos.
La inspectora (cada vez son más las protagonistas femeninas en la novela negra, por fin algo que incluso dejará de ser noticia) tendrá que hacer frente al crimen pero también a su pasado, no sólo por aquel otro crimen de connotaciones tan parecidas que no logró resolver en Cantabria, sino porque su comisario ha llamado al que entonces era su compañero, Daniel Valverde, dedicado ahora a la seguridad privada en empresas petroleras. La conmoción oficial lidiará con la personal, y únicamente la presencia de Rodrigo Ajuria, colaborador actual de Silvia, tratará de dejar las cosas en la lógica de lo deseable.
Pero la novela negra tiene ese punto ilógico, y a él se aferrarán tanto la propia víctima como su amiga, apodada Khalesi, además de un oscuro traficante, un noruego fanático, un estudioso de los homínidos, un novio pusilánime, un hermano dependiente o una perturbadora directora de excavaciones. La atmósfera que ha construido Manuel Ríos envuelve al lector, desvelándole a cada pocas páginas el correspondiente secreto, pero también dejándonos frente a la propia naturaleza del mal, algo que no prescribe ni a través de los milenios.
Entre crímenes o no, demostramos no estar tan lejos de Atapuerca en lo que a los instintos se refiere, porque a fin de cuentas la vida es algo tan primordial como liviano, dos rasgos que el autor se encarga de que no olvidemos leyendo esta novela.

sábado, 15 de febrero de 2020

jueves, 13 de febrero de 2020

EL ÚLTIMO BARCO - DOMINGO VILLAR

EL ÚLTIMO BARCO de Domingo Villar por Antonio Parra

Título

El último barco
  
Datos publicación

Siruela Policiaca. Madrid 2019. 710 págs.

Autor
  
Domingo Villar (Vigo, 1971) inauguró con Ojos de agua la exitosa serie protagonizada por el inspector Leo Caldas. El segundo título, La playa de los ahogados, supuso su consagración en el panorama internacional de la novela negra, obteniendo excelentes críticas y ventas. En 2019 se publica El último barco, el esperado regreso del inspector Caldas. La serie ha sido traducida a más de 15 idiomas y ha cosechado un gran número de premios, entre los que caben destacar el Novelpol en dos ocasiones, el Antón Losada Diéguez, el Premio Sintagma, el Premio Brigada 21, el Frei Martín Sarmiento, Libro del Año de la Federación de Libreros de Galicia. También ha sido finalista de los Crime Thriller Awards y Dagger International en el Reino Unido, del premio Le Point du Polar Européen en Francia y del premio Martin Beck de la Academia Sueca de Novela Negra.

Sinopsis de la obra

            La hija del doctor Andrade vive en una casa pintada de azul, en un lugar donde las playas de olas mansas contrastan con el bullicio de la otra orilla. Allí las mariscadoras rastrillan la arena, los marineros lanzan sus aparejos al agua y quienes van a trabajar a la ciudad esperan en el muelle la llegada del barco que cruza cada media hora la ría de Vigo.
Una mañana de otoño, mientras la costa gallega se recupera de los estragos de un temporal, el inspector Caldas recibe la visita de un hombre alarmado por la ausencia de su hija, que no se presentó a una comida familiar el fin de semana ni acudió el lunes a impartir su clase de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios.
Y aunque nada parezca haber alterado la casa ni la vida de Mónica Andrade, Leo Caldas pronto comprobará que, en la vida como en el mar, la más apacible de las superficies puede ocultar un fondo oscuro de devastadoras corrientes.

Fotografía: Elena Palacios
Reseña
La pausa

            Mucho hemos tenido que esperar los lectores de Domingo Villar para volver a disfrutar de las andanzas del inspector Leo Caldas, a quien ya tuvimos en Ojos de agua y La playa de los ahogados. Ahora, con esta tercera entrega, hemos comprobado que merecía la pena esperar, porque el resultado ha sido un trabajo meticuloso, delicado, tratado con mucho cariño, el mismo que se profesa a las piezas creadas en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo, uno de los escenarios de esta trama.
En tiempo de prisas, de acelerones narrativos, la pausa que practica Domingo Villar es un valor al alza, un rasgo a tener en cuenta para ir envolviéndonos en una prosa calmada, como el buen aire gallego, en la que, eso sí, no falta un solo paso de los que deben darse en toda investigación policial que se precie, tal y como se lleva a cabo en la novela, fruto de una gran preocupación por los detalles y el procedimiento policial, como debe hacerse dentro y fuera de los libros.
Vigo, por supuesto, sigue siendo un personaje clave en la narrativa de Villar, al igual que el padre de Leo Caldas y su ayudante Estévez, quizá el trío capital que sustenta estas novelas, y que acoge al lector con el calor de un buen brasero invernal, sazonado incluso por los vinos de Caldas padre o los platos que se sirven en la complicidad del Eligio. Universos reconocibles para los fieles, pero también puertas abiertas para los nuevos lectores, que ya entrarán para siempre en la atmósfera de Caldas.
En este caso, la desaparición de Mónica Andrade es la que pone en marcha el mecanismo narrativo, con todo lo que eso conlleva: preguntas, declaraciones, suposiciones (pocas), esperas, caracteres, sueños y hasta miedos, venidos del otro lado del pasado y de la frontera portuguesa. Leo Caldas ha de ir con pies de plomo, sin fiarse de nadie porque nadie le da un testimonio claro, todo son neblinas, y en ese territorio es donde un padre con influencias puede condicionar una investigación, ya sean incidiendo en un comisario que se siente en deuda con él o percutiendo en la posible profesionalidad del inspector.
Como ya se ha dicho, la Escuela de Artes y Oficios, donde la nueva Mónica daba clases, se convertirá en una caja de sorpresas para Caldas, y a su alrededor irán surgiendo teorías y personajes magníficos como el vagabundo latinista Napoleón, el Vaporoso, un marinero pegado al recuerdo de una sirena, o Camilo, un joven extraordinariamente dotado para el dibujo. Todo ello sin olvidar a Losada, el vampírico locutor de radio con el que el inspector se ve obligado a compartir programa, o la inquina que los perros le tienen al bueno de Estévez.
No pretenda el lector correr, siéntese y disfrute de una trama policial que roza la perfección y que además ha de disfrutarse morosamente, como los buenos vinos.

lunes, 10 de febrero de 2020

LA MELODÍA DEL SUEÑO - RAFAEL QUEREDA

Reseña de la novela La melodía del sueño

Título: La melodía del sueño
Autor: Rafael Quereda
Editorial: MurciaLibro
Año: 2019
Páginas: 431
Calificación: 

AUTOR

RAFAEL QUEREDA DEL ÁGUILA nació en 1971 en Almería y reside en Murcia. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Murcia, toda su trayectoria profesional ha estado vinculada al mundo de la economía; primero trabajando durante 19 años en una entidad de crédito y, en la actualidad, para una empresa propiedad de un fondo de inversión estadounidense, referencia en el mercado nacional de la gestión de deuda y activos inmobiliarios.
Con su primera novela, inicia su andadura por una de sus grandes pasiones: la literatura. Lector impenitente desde muy pequeño, cuando devoraba libros semanalmente en la biblioteca pública de Almería, combina esta afición con su entusiasmo por los viajes, la historia y el deporte. A través de un estilo propio, nos sumerge en una intriga en la que la música y la propia ciudad de Madrid, forman parte del elenco de personajes que atrapan al lector en una novela que se aleja de los cánones habituales de la literatura policiaca.


SINOPSIS DE LA OBRA

Una serie de cadáveres van apareciendo en diferentes descampados de Madrid, con inquietantes mutilaciones macabras. El primero es Carlos Irigoyen, el dueño de una óptica al que han extraído salvajemente los ojos; el segundo es Eduard Baguer, un conocido fisioterapeuta al que el despiadado asesino ha seccionado los dedos de la mano. Uno tras otro, aparecen también en diferentes zonas de la capital unos frascos con las partes amputadas. ¿Quién es el psicópata que ha urdido esta perturbadora cadena de crímenes y por qué lo hace? César y Lola serán los policías encargados de investigar el caso, que tiene a la opinión pública desazonada. Una historia asombrosa que constituye el debut novelesco de Rafael Quereda del Águila y que nos propone un argumento angustioso y cautivador, resuelto con envidiable maestría.

RESEÑA

ESTRENO

¿Cómo juzgar el debut de un autor en el género negro? Cuando me encuentro ante una primera publicación me surgen siempre las mismas dudas. ¿Actitud canónica, crítica, benevolente, dura con los fallos (si los hubiera), condescendiente? Y siempre termino dejando que la propia novela me guíe, dejando que me regale un conjunto antes que anclarme en pequeños detalles.
El caso de Rafael Quereda me reafirma en esta táctica, porque el planteamiento de su trama es en verdad contundente, amén de que la desarrolla en zonas de Madrid que, por razones obvias, son muy queridas para un servidor, pero esto es secundario, sin duda alguna. Hablaba de la trama, que suele ser el cebo que primero debe morder el lector, y en este caso la carnada era soberbia, porque nos planta delante a un asesino que cercena partes de sus víctimas, relacionadas con los cinco sentidos, y luego deja los cuerpos por un lado y los trofeos en botes de cristal en lugares muy emblemáticos de la capital. Bueno, el primer golpe, el que deja huella, está dado, un directo a la mandíbula del lector curioso.
Pero esa trama, lo hemos comentado ya muchas veces, debe sustentarse, y además del mayor o menor ingenio o desparpajo del autor, hay que andamiarla con buenos pilares, es decir, con personajes que merezcan la pena, y de nuevo Quereda acierta con una pareja de policías, César y Lola, que si bien a veces caen en diálogos algo tópicos y formales en exceso (detalles que pulir de un primer trabajo), poco a poco van armando una investigación y una relación profesional que termina por deleitar al lector, volviéndole incluso más ávido por conocer cada vez más detalles de sus vidas. Ellos tampoco están solos, hay un superior preocupado pero no gritón (aquí en cambio se agradece la huida del tópico), y algunos compañeros entre los que hay cierta envidia pero también un afilado sentido de la profesionalidad.
¿Y qué nos queda tras la trama y los cimientos? Pues el asesino, que no en todas las novelas está tan presente (otra virtud a destacar en Quereda), y que aquí en cambio vemos trabajar con detalle, y con qué detalles, y de cuyo pasado el autor también nos desliza información. A veces parece que fuera tan fácil cometer un crimen…, y eso es gracias a la pericia narrativa, que a nadie se le olvide.
Además de esta especie de santa trinidad, tenemos también víctimas peculiares, zonas de alta alcurnia madrileña, sofisticados bares de ambiente, algún exclusivo centro de masajes, y una ciudad muy muy presente. La novela por tanto, se vuelve adictiva, y encima tiene un final absolutamente épico; el todo es, pues, más que satisfactorio. No se arrepentirán.

domingo, 9 de febrero de 2020

UN ASUNTO DEMASIADO FAMILIAR - ROSA RIBAS


ESTIRPES 

Es difícil vencer a las sombras del pasado, pero más difícil es sobrevivir entre esas sombras cuando han dejado tras de sí un equipaje de ruina y demolición. La familia Hernández lo está viviendo en sus carnes, cuando la unidad, social y laboral, que constituye el negocio familiar de la investigación privada, empieza a mostrar unas costuras que amenazarán con deshilvanarse a la siguiente bronca.

La excusa, el detonante que pone todo en marcha, es el encargo que reciben de buscar a un joven desaparecido, a la sazón el hijo del potentado del barrio y enemigo íntimo del patriarca de los Hernández, lo que deja al descubierto el secreto de la familia, la desaparición de Nora, una de las hijas, de quien no han vuelto a saber nada y que es una gran espina clavada tanto en lo más hondo de lo profesional como en lo personal, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes de desequilibrio que atesoran las mujeres de la familia, las Obiols.

Rosa Ribas deja a un lado su característica habilidad para la novela negra y se adentra en la disección de almas, aliñada con un toque de misterio, dado el sector laboral de los Hernández, pero lo que más destaca es la manera en que la autora busca y profundiza en los caracteres de una familia en la que nadie, y menos que nadie el padre, está libre de culpas. De ahí el contraste brutal entre quienes se ganan la vida contándoles a los demás la verdad que buscan y mientras tanto echan paletadas de tierra sobre su propio pasado y sus miserias familiares, que no son precisamente pocas.

Un ejercicio de introspección literaria de la mano de la alta prosa de Rosa Ribas, que quizá supondrá una sorpresa para quienes la tuvieran únicamente por una autora de género negro. Su debut en Tusquets se ha producido por la puerta grande y todos debemos felicitarnos por ello.

‘UN ASUNTO DEMASIADO FAMILIAR’
Rosa Ribas.
Tusquets. Barcelona 2019. 416 págs. 18’50 euros.

(LA VERDAD, "ABABOL", 08/02/2020)

CRUZ - NICOLÁS FERRARO


("LA VERDAD", ABABOL, 08/02/2020)

viernes, 7 de febrero de 2020

domingo, 2 de febrero de 2020

ENTREVISTA A SUSANA MARTÍN GIJÓN


ENTREVISTA A SUSANA MARTÍN GIJÓN

EN EL COLOQUIO DE LOS PERROS

por Antonio Parra Sanz

Con motivo de la aparición de Progenie, la nueva novela de Susana Martín Gijón, hemos charlado con su autora, sumida en pleno proceso de promoción, acerca de los entresijos de esta magnífica novela y de su manera de concebir la literatura.

- Ya eres toda una especialista a la hora de escribir novela negra, ¿cómo urdes las tramas?, ¿hay algún sistema o “fórmula mágica” para crear una buena historia criminal?

Foto de Mayca Rivera
No creo en las fórmulas mágicas, pero sí en el trabajo y la constancia. Llevo diez años escribiendo novelas del género y creo que aprendo cada día. Hay que ser perfeccionista, escuchar las críticas, revisar los textos una y otra vez… y sobre todo, leer mucho, que es una satisfacción y también una forma de crecer.
Creo que la labor de los escritores no se valora lo suficiente, parece que nos sacamos las historias de la chistera, pero no, hay meses, incluso años de trabajo detrás de cada trama.

- Anika Kaunda y ahora Camino Vargas, dos mujeres policías al frente de tus novelas, ¿tienen algo en común entre ellas, tienen mucho de Susana Martín Gijón, nacieron antes o después de las historias que protagonizan?

No tienen muchas cosas en común. Annika es una mujer más joven, idealista, y está comenzando su carrera. En «Más que cuerpos» se enfrenta por primera vez a un caso de asesinato. Sin embargo, Camino ya lleva chupadas muchas autopsias de este tipo en su carrera.

Annika es de origen namibio y tuvo que huir de su país durante la guerra de independencia de Sudáfrica con siete años. Construyó su vida en Extremadura, y acabó entrando como policía nacional en la comisaría de Mérida, pero tiene un pasado traumático que la ha definido tal y como ahora es. Camino es una mujer de cuarenta y cuatro años con las cosas muy claras en la vida, espontánea, divertida, con poco tacto a veces, y con unas mascotas de lo más peculiares.

- Hay quienes crucifican a los policías protagonistas de una novela negra, bien porque no tengan vida personal, bien porque ésta sea desoladora y amenace con devorar al personaje, ¿cómo te afecta eso a la hora de crear a tus protagonistas?

La profesión en la que se basan es muy absorbente y requiere de mucha implicación. A veces se exagera en los personajes, pero hay un fondo de verdad en ello. En el caso de Camino, es exigente con ella y con su equipo, pero también sabe desconectar e irse a pegar unos buenos bailes.

- Además de Camino Vargas, hay una serie de personajes en esta novela que ayudan a que su universo llegue mejor al lector, ¿has querido construir una familia policial?

Algo así. Nos adentramos en la vida y forma de ser y pensar de todos los miembros del Grupo de Homicidios. Conocemos a Teresa, la superabuela a punto de jubilarse que está más pendiente de sus nietos que de los casos, Fito, el subinspector guaperas que no se entiende con Camino, Lupe, siempre tratando de demostrar su valía, y por supuesto, Pascual, con su divorcio, su hija, su dieta y su gato. Cada uno aporta un ingrediente fundamental a la historia.

- Enlazando con lo anterior, hay referencias y flecos del pasado de algunos de esos personajes, ¿estamos ante una serie de novelas?

Sí, me gustaría poner en algún otro buen aprieto a Camino y al resto del equipo.

- ¿Qué tal el salto de Extremadura a Sevilla, y por qué la capital andaluza?

Conozco la ciudad (nací allí y pasé los veranos de mi infancia) y me parece un escenario fantástico para este género de novela, con todas sus caras, tanto las turísticas como las más invisibles.

- Las víctimas son mujeres embarazadas, ¿no te dio miedo tocar un tema que puede ser tan sensible para el lector?

Un poco. Sabía que me adentraba en un terreno delicado, pero confié en hacerlo con la destreza suficiente para no herir sensibilidades y sí mostrar en cambio lo que quería. Me interesaba el tema y aposté por él.

- ¿Qué ha supuesto para Susana Martín Gijón saltar a una editorial de primera línea como Alfaguara?

Mucho. Para empezar, la posibilidad de que mis novelas estén en los escaparates de las librerías en toda España. Tengo muchísimo que agradecerles.

- Con todo el tiempo que llevas escribiendo novelas negras, ¿te atreves a valorar cómo está el género en España y la razón de tanto éxito editorial?

El género goza de muy buena salud. Se me escapan las claves del éxito editorial, pero como lectora puedo decir que es una narrativa amena, adictiva en muchos casos, y que permite mostrar la realidad social hasta puntos que a veces ni el periodismo se puede permitir.

- ¿Sacamos pecho entonces frente a otras oleadas extranjeras o aún nos faltan más méritos para que se reconozca fuera al noir español?

Aquí se hace muy buena novela negra, no creo que tenga nada que envidiarle a la nórdica o la norteamericana, por hablar de las más prestigiadas.

- Hay una pregunta que deseo fervientemente dejar de hacer, pero nunca sé si ha llegado el momento, ¿por fin la mujer está ya considerada en igualdad de condiciones con respecto al hombre en el género negro?

No lo creo, pero sí veo que estamos avanzando. Antes, en la mayoría de festivales del género la foto era casi unánimemente masculina, y lo mismo pasaba con las novelas reseñadas en periódicos, los premios, etc. Ahora se nos da más visibilidad.

- ¿Qué les pides a los lectores de novela negra?

Que entren en el juego y lo disfruten.

- ¿Qué fuentes literarias son las que más tienes presentes a la hora de escribir?

Ninguna de forma consciente. Tengo mis favoritos en el género, por supuesto, pero no trato de ser como ellos.

- Recientemente has sido la presidenta del jurado de un importante premio literario, ¿qué tal la experiencia?

Muy buena. Es un premio famoso por su transparencia, y he tenido la oportunidad de confirmarlo. Además, tuve la suerte de compartir jurado con personas que se tomaron muy en serio su responsabilidad y con un gran criterio.

- ¿Realmente estamos tan cerca de la manipulación genética como parece traslucirse en tu novela?

Solo hay que ver lo que ha hecho el científico chino He Jiankui para darse cuenta de hasta qué punto tenemos ya encima ese debate y que toca legislarlo y reflexionar sobre sus límites.

- ¿Por qué elegiste una estructura con capítulos tan breves? Es algo que me ha llamado mucho la atención.

Me lo pedía el cuerpo. Salían así, pero después me di cuenta de que, además, la historia ganaba en agilidad.

- Imagino que ahora estás en plena fiebre de presentaciones, giras y demás actos promocionales, ¿qué te llega por parte de los lectores o críticos sobre Progenie?

La mayoría es gente comentando cómo le ha enganchado la novela, lo adictiva que es, y que quiere seguir conociendo a Camino. Es muy gratificante. Por supuesto también hay a quien no le gusta, sobre todo porque lanzo una mirada del mundo que no todos tienen por qué compartir.

- Hay quien dice que tras publicar una magnífica novela, y Progenie lo es, con una gran editorial, llega el vértigo de cara a la siguiente, ¿has notado algo?

Tengo vértigo desde que firmé con Alfaguara. Ahora en serio, estoy trabajando en la siguiente, y creo que esa sensación al enviarla para que otros la valoren, nunca desaparece.

- ¿Qué planes tenemos en mente?

De momento, ver cómo evoluciona Progenie y seguir con la promoción. Paralelamente, echar a andar esa próxima novela.

- Ejerce ahora de publicista, ¿qué les decimos a los lectores para que se acerquen a Progenie?

Que si les apetece una novela del género que se sale de los cánones, le den una oportunidad. Hay un trasfondo social de plena actualidad pero que no se había abordado a través de una ficción criminal, hay personajes entrañables, hay humor, y hay, cómo no, crímenes. Muchos crímenes.








SERIEMANIAC - CRISTÓBAL TERRER MOTA


(LA VERDAD, "ABABOL", 01/02/2020)