En el infierno
Entrar
en la mente de un secuestrado, compartir sus vivencias al tiempo que asistimos
a las palabras y justificaciones de sus captores, así podría resumirse el
argumento de esta nueva novela de Rubén Castillo, aunque correríamos el riesgo
de quedarnos cortos. Haciendo gala de una técnica que domina y que ya ha empleado
con igual brillantez en obras anteriores, el autor prescinde prácticamente de
un narrador externo, y deja la acción de la novela en manos, y sobre todo en
boca, de sus tres personajes, los militantes etarras Julen y Patxi, y el
empresario secuestrado, José María.
Han
pasado los años después de los últimos mordiscos de la banda armada y sigue
siendo difícil escribir sobre un tema que se mueve entre demasiadas heridas
abiertas, por eso es admirable la valentía de Rubén Castillo, que no se anda
con paños calientes y le ofrece al lector la posibilidad de escuchar los
razonamientos de quienes hicieron de la violencia el santo y seña de su lucha,
y escuchar también a una de sus víctimas. Julen y Patxi son dos caras de una
moneda que ha quemado durante décadas el bolsillo de los gobiernos españoles,
porque uno, algo más cultivado, trata de justificar la lucha desde un plano
ideológico, mientras que el otro, más asilvestrado, empuña únicamente las
amenazas y la violencia.
En
medio de ambos, la víctima, a quien apenas oímos hablar pero en cuya mente se
nos permite entrar en algunas ocasiones, una mente que intenta comprender lo
que ocurre por muy difícil que sea su asimilación, y en la que flotan los
millones de preguntas que todos nos hicimos durante aquellas barbaries de los
años del plomo. El propio Rubén ha reconocido que esta historia se asomó a su
cabeza al tiempo que se vivieron dos de los episodios más execrables del
terrorismo vasco, el interminable secuestro de Ortega Lara y la captura y
posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Una
novela corta que no invita precisamente a la carrera, sino que nos exige demora
en su lectura, porque el tema lo merece y el ambiente opresivo del zulo también
parece reclamarlo. Las voces, los diálogos, son magistrales, como ya se ha
dicho, y eso sin olvidar la sombra que se cierne sobre los tres hombres, la
amenaza constante de la llegada de Idoia, la líder del comando, que de una
forma u otra pondrá fin a lo que el lector ha presenciado. Nunca el infierno
estuvo tan bien mezclado y transmitido al lector.
Los días humillados. Rubén Castillo.
MurciaLibro. Murcia 2016. 103 págs. 8 euros.
(LA VERDAD, "ABABOL", 28/1/2017)