MENOS ES MÁS
Si
tuviéramos que asignarle un lema a Marto Pariente, literariamente hablando,
podría ser éste, tal y como ya lo demostrara en La cordura del idiota, quizá la novela más galardonada del pasado
año. Para curiosos, y para buenos paladares, recomendamos ahora este texto,
anterior a ese otro tan reconocido, pero que tiene tanta fuerza o más que él.
Y
todo porque la historia, además de ir con la velocidad de las balas perdidas,
se va marcando unas pautas que nos van agujereando la conciencia, sin
estridencias argumentales, yendo al grano, precisamente como un buen agujero
del 22. Riley y su dejadez, el silencio de Venecia Gayo, la determinación de El
Gringo (otro de esos personajes para enmarcar que en cada novela se marca el
autor manchego), la tozudez del policía Salazar, la omnipresencia de un par de
abogados, y muerte, mucha muerte, así se sazona una trama que no nos deja
respirar, y en la que a cada personaje se le va cogiendo cariño, o respeto
otras veces, haga lo que haga, porque al estar cumpliendo su papel de manera
perfecta, no nos queda otra opción que sentarnos y reconocer sus méritos.
Bueno,
más bien el mérito de Marto Pariente, que se mueve por el lenguaje como quien
camina entre alambres de espino, con sumo cuidado pero con gran firmeza, porque
sabe que de otra forma no saldría vivo del laberinto que arma en esta novela.
Los
cárteles mexicanos, rusos; las prostitutas que guardan silencio; los policías
que han perdido el norte, la familia y hasta la decencia; un hombre arrasado
que carece de ataduras con el mundo; los asesinos crueles, metódicos, tan fríos
como infalibles… Como ven, la galería es más que completa, y así se estrenó
Marto en el género. No es de extrañar, por tanto, lo que vino después.
‘UNA
BALA PARA RILEY’
Marto Pariente.
Cazador. Cádiz 2018. 161 páginas.
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